El Monasterio de San Isidoro del Campo, ubicado en Santiponce, cerca de Sevilla en España, es un tesoro histórico y arquitectónico que se remonta al siglo XIV. Este monasterio, fundado por Alonso Pérez de Guzmán, es conocido por su impresionante arquitectura gótica mudéjar, que fusiona elementos cristianos y musulmanes en un estilo único. El Monasterio de San Isidoro del Campo ha sido testigo de innumerables eventos históricos y ha sido hogar de importantes figuras de la Iglesia y la monarquía española. Además de su belleza arquitectónica, el monasterio alberga valiosos tesoros artísticos y cuenta con un rico legado cultural que lo convierte en un importante sitio de interés para los amantes de la historia y la arquitectura.
Horario de visitas: Horario de invierno: del 1 de octubre al 31 de marzo
Lunes y martes: Cerrado Miercoles y jueves de 10 a 14 h. Viernes y sábado de 10 a 14 h. y de 16 a 19 h. Domingos y Festivos: de 10 a 15 h.
Horario de verano: del 1 de abril al 30 de septiembre
Lunes y martes: Cerrado Miercoles y jueves de 10 a 14 h. Viernes y sábado de 10 a 14 h. y de 17:30 a 20:30 h. Domingos y Festivos: de 10 a 15 h.
Nota: Las taquillas se cierran media hora antes
En Santiponce, pueblo cordial donde los haya, se encuentra situado uno de los monumentos más importantes y, no por ello, más olvidado de Andalucía: El Monasterio de San Isidoro del Campo.
Lo primero que nos sorprende es conocer que fue el primer monumento en conseguir el título de Conjunto Histórico-Artístico de interés nacional de la provincia de Sevilla el día 10 de abril de 1.872
Historia
El monasterio fue fundado por D. Alonso Pérez de Guzmán - conocido por el Bueno - y su mujer Dª María Alonso Coronel en 1.301 para sepulcro de sus cenizas y como testimonio de su piedad, a partir de un privilegio concedido en 1.298 por Fernando IV, rey de Castilla.
La edificación tuvo lugar sobre una ermita mozárabe que según la tradición fue donde estuvo enterrado San Isidoro hasta su traslado a la Colegiata de León en 1.063.
Unida a la primera iglesia, D. Juan Alonso, hijo de Guzmán el Bueno, construyó otra nave, siendo ambas conocidas como las iglesias gemelas.
El Monasterio fue cedido a los monjes Bernardos Cistercienses que estuvieron en él hasta 1.431, fecha en la que fueron sustituidos por los ermitaños de los Jerónimos. En 1.568 fue ocupado por la orden de los Jerónimos, quienes fueron exclaustrados en 1.835 con la desamortización de Mendizábal.
En este Monasterio, a mediados del siglo XVI, se inició la traducción al castellano de la Biblia, llamada Biblia del Oso.
Los monjes de San Isidoro del Campo fueron los que ampararon a los pobladores de Santiponce el viejo, cuando éste sucumbió bajo las aguas del río Guadalquivir en las inundaciones de 1.603.
El prior del Monasterio dio a los habitantes del antiguo pueblo nuevas tierras más altas sobre la ciudad romana de Itálica, dando lugar al actual Santiponce
Posteriormente, y en tiempos recientes, el monumento ha servido de correccional de mujeres y de fábrica de tabaco y de cerveza.
En 1.956 vuelven los Jerónimos quienes permanecen hasta 1.978, año en el que lo abandonan definitivamente.
Arquitectura
En un edificio al que le contemplan siete siglos, es lógico que estén representados todos los estilos. Es el Monasterio Cisterciense más meridional de toda Europa.
Su portada según D. José Gestoso es una de las más bellas páginas de la arquitectura religiosa de estilo mudéjar. El conjunto se completa con el Claustro de los muertos y el de los Evangelistas, la Sacristía y la Sala Capitular - ambas decoradas a imitación de El Escorial -, el refectorio, Claustro Gótico, la Torre Barroca.
El retablo del montañés
Indudablemente, el primer lugar lo ocupa la gran joya de este Monasterio: el monumental y majestuoso retablo de Juan Martínez Montañés: probablemente la mejor, la más completa y madura obra del famoso escultor de Alcalá la Real Sobresalen en el conjunto la Natividad, la Adoración de los Reyes y el San Jerónimo, pieza capital del retablo. Según D. José Hernández Díaz, quien fue catedrático de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla y uno de los máximos estudiosos de Montañés, los valores de tan excepcional conjunto son insuperables.
Para el profesor Palomero Páramo, es el retablo - sepulcro en madera más importante y significativo de la arquitectura sevillana del primer tercio del siglo XVII.
Sobre el San Jerónimo, D. Francisco Pacheco, suegro de Velázquez y famoso tratadista y pintor, al verlo dijo: es cosa que en este tiempo en la escultura y pintura ninguna la iguala. En definitiva, es una obra capital de la escultura universal, un verdadero tratado en su género.
Junto al retablo, y acompañando a los Santos Juanes, están las figuras orantes de D. Alonso y Dª María Alonso Coronel - dos de las tres únicas figuras no sagradas que realizó Montañés en toda su vida -. Todo ello, junto a San Joaquín y Santa Ana, la Virgen con el niño en brazos, un crucificado - obras todas de Montañés -, todos, hacen de este Monasterio un verdadero museo montañesino.
El claustro de los evangelistas
Decorado con frescos datados entre 1.431 y 1.436, y atribuidos, según D. José Gestoso, posiblemente a Diego López, maestro mayor de los pintores de los Alcázares, y según otros autores a Pedro de Toledo, el maestro de los cipreses. Los frescos son de un nivel y de una maestría difícilmente igualable, con un gran estado de conservación aún a pesar de que fueron violados a balazos y machetazos en la revolución de 1.868. Según los entendidos estos frescos son piezas fundamentales en la evolución de la escuela pictórica sevillana.
Otros datos
Innumerables piezas menores completan el conjunto del Monasterio: exquisito Cristo de Roldán, vidrieras del siglo XVII, reliquias y restos de San Eutiquio, brocal donde según la tradición oró San Isidoro, las cenizas de Dª Urraca de Ossorio y Dª Leonor Dávalos, heroína de la fidelidad y la generosidad y protagonistas de una de las más bellas y significativas páginas de la historia de Sevilla.
Destacar así mismo que el Monasterio albergó una de las mejores bibliotecas de España.
El monasterio y la reforma protestante
Pocos conocen la vinculación tan directa que este Monasterio tiene con el protestantismo, ya que en su interior se leyeron y tradujeron libros prohibidos por la inquisición, por lo que muchos de sus monjes fueron perseguidos, encarcelados, y algunos, como Fray Miguel y Fray Morcillo, ejecutados en auto de fe en Sevilla en 1.559. Otros lograron huir, y entre los fugados hay que destacar a Casiodoro de Reina, autor de la primera edición de la Biblia del Oso, publicada en Basilea en 1.559. Esto hace que el Monasterio sea más conocido fuera que dentro de nuestras fronteras, y es lugar de peregrinación para los evangelistas de todo el mundo. Tan importante es para ellos este recinto, que en época reciente llegaron a comprar parte del edificio.
Todo lo anterior y otras muchas cosas hacen que este momento figure en un lugar privilegiado de la Historia y del Arte, que debe ser visitado y conservado para disfrute de todos los amantes de la cultura.
Posible recorrido
Iníciese el mismo en el atrio, uno de los vínculos de unión entre Santiponce y el Monasterio - allí estuvo su cementerio hasta finales del siglo XIX -. Contémplese desde allí el carácter de fortaleza del edificio y la espléndida portada mudéjar.
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